divendres, 23 de desembre del 2022

Yo vieja (58)

 Freixas, Anna. Yo vieja. Madrid. Capitan Swing Libros. 2021 (p 182)




 No es la vejez lo que nos amenaza, son nuestras ideas. Nuestras conductas y, sobre todo nuestra disposición interior a la obediencia y el consentimiento, las que nos precipitan en ella. Página 25.

Vivir una edad mayor elegante, relajada y libre del amor merengue con el que la sociedad nos trata para deshacerse, más o menos amablemente de nosotras. Página 27.

La importancia del contexto social. Página 28.

Las desigualdades económicas y sociales se van acumulando a lo largo de los años. Página 29.

Asimismo, alucinado ni desánimo sombrío. Página 30.

Nuevos modelos de vejez femenina con valores como: Gratitud, generosidad, honestidad, coraje, la capacidad de sobreponernos a los desastres que la vida nos ofrece, la capacidad de perdonar, mostrar afecto hacia los demás. Y también la ira y la sabia y necesaria rabia. Página 31.

Cumplir años no parece forzosamente un problema, lo grave es no cumplirlos. Página 33.

Parece claro que la felicidad no viene en los genes. Página 35.

Mientras consideremos la vejez como un tiempo que hay que disimular y evitar. La viviremos como una desgracia más. Página 36.

Estereotipos edatistas. En El Mundo laboral se mantiene la idea de que las personas mayores son menos productivas y se sienten menos a gusto con la tecnología que los jóvenes. Página 36.

Medida que transcurre el tiempo, las personas somos cada vez más diversas y complejas. Página 39.

Este énfasis de la conducta individual ofrece una dimensión moral al envejecer... El éxito o el fracaso es responsabilidad del individuo. Si no consigue su objetivo es por su culpa. Página 40.

Socialmente nos hacemos más invisibles... Siempre nos sentimos más jóvenes de lo que los demás nos ven. Página 43.

Me parece de gran importancia que sepamos integrar la edad en nuestra identidad, que la asumamos y la hagamos propia, que no la neguemos. Página 47.

A nuestro aire significa hacerlo con dignidad. No queremos aparecer como viejas excéntricas disfrazadas de Jovencitas Desenvueltas. Página 48.

Lo que nos enferma es la desigualdad, la injusticia en la que vivimos desde niñas. Página 53.

Entendemos que la salud no es exclusivamente una responsabilidad personal. Página 54.

Un elemento básico para el bienestar personal y la salud es el sentimiento de que ejercemos control sobre nuestra vida. Página 73.

Suficientemente autónomas para resolver nuestros asuntos. Página 75.

La libertad en la vejez se llama dinero. Página 76.

No arrojes la toalla hasta el fin de tus días. Página 79.

De ninguna manera queremos ir de casa en casa de nuestras hijas e hijos para pedir permiso de la mañana a la noche. Página 81.

El deseo de muchas personas en la edad mayor es seguir viviendo en su casa. Página 83.

Una ciudad amigable, es inclusiva, diversa y cercana. Página 88.

La institucionalización despersonaliza. Página 90.

Lo importante es el vínculo, la comunidad, la red, el Grupo, la Peña, la seguridad que proporcionan los lazos... Comunidad de afectos con otras personas. Página 94.

Las mujeres son expertas en prestarse apoyo mutuo de carácter informal. Página 95.

La soledad no deseada. Página 95.

La soledad es un reto. La muerte o la decadencia de una amiga, de la pareja, es una fuente de dolor y tristeza que persiste en el corazón. Página 98.

No tenemos ninguna seguridad acerca de quién nos va a cuidar cuando no seamos capaces de hacerlo por nosotras mismas. Página 101.

Cuidados = Fruto de un compromiso cívico y social. Los humanos nos necesitamos mutuamente. La reciprocidad es una forma de continuidad en el mundo que nos permite consolidar los vínculos de relación. Página 102.

Hemos aprendido a escuchar (una potente forma de cuidar), a poseer una mirada compasiva y también la importancia del buen trato y de mantener relaciones cordiales. Página 102.

Las cadenas globales de cuidados. Página 103.

Reconocer los límites y pedir ayuda es una muestra de humildad sabia. Página 103.

Un robot doméstico como acompañante cotidiano, acéptalo sin dudar. Página 108.

No tenemos tiempo para hacer lo que no queremos hacer. Página 109.

Tira todo lo que no te gusta. Página 117.

La curiosidad es el elixir que nos permite envejecer con pasión. Página 119.

Vamos incorporando a nuestra vida valores como la sencillez, la lentitud, la paciencia, la simplicidad voluntaria, la reconciliación con nosotras mismas a partir del desprendimiento de tantas urgencias. Página 129.

Desactiva el modo multitarea. Página 131.

La discriminación por edad impide la participación de las personas mayores en espacios sociales, incluida la familia. Página 134.

Queremos disponer de opciones dónde elegir. Página 136.

Lo conscientes que nadie te llame abuela. Páginas 137.

No estamos locas sino hartas. Nos fastidia la atención excesiva que recibimos cuando no la necesitamos. Si necesitamos ayuda, la reclamaremos. Página 140.

Nos hablan como si fuéramos niñas o estuviéramos gagas. Páginas 140.

Una de las más interesantes cualidades de la edad mayor es la lentitud. Página 143.

La prisa con la que nos atiende supone uno de los grandes impedimentos en la comunicación verbal. Página 144.

En el sistema de salud nos topamos con frialdad, prisa y desinterés... y la soberbia de la clase médica... No se nos interroga acerca de nuestros deseos. O de nuestros rechazos. Página 145.

Un replanteamiento de la formación de la clase médica. Página 145. Por encima de la precisión clínica y médica estén los valores del buen trato, la mirada, la escucha, la calma y el tacto. Página 146.

Clase médica nos dispense una atención respetuosa, empática, compasiva y digna. Y que nos pregunten, nos escuche. Y se dirijan a nosotras, no a quien nos acompaña. Página 150.

Que la clase médica cuando nos atienda, abandone esa mirada errática, indiferente y desinteresada tan deprimente. Página 150.

Que se nos trate con empatía, se respete la privacidad, la confidencialidad y la intimidad. Página 151.

Nuestra sociedad no tienen la agenda promover la participación política de las generaciones mayores. Página 154.

A nadie se le oculta que la exclusión económica es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan las viejas. Página 154.

El asunto de la infantilización, de la uniformidad, de la homogeneización de los ancianos en las residencias, donde no se promueve la autonomía y no se tiene en cuenta el juicio de cada persona, sus deseos y sus necesidades. Página 162.

La prioridad por lo clínico transmite la idea de que la vejez es forzosamente un tiempo de enfermedad. Página 163.

Menos pastillas y más autonomía. Página 165.




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