Ciceró. Sobre la vejez. Madrid. Editorial Tal Vez. 2005 (p 36)
Traducció de Rosario Delicado Méndez
Comentaris de Fernando Lolas Stepke
Cuatro motivos por los que la vejez puede
parecer miserable.
1.
La vejez aparta de las
actividades.
Las cosas grandes no se hacen con las
fuerzas, la rapidez o la agilidad del cuerpo sino mediante el consejo, la
autoridad y la opinión,
2.
Deplorar la vejez es la
pérdida de la fuerza física.
Hay que compensar sus efectos con
diligencia... si no se es dependiente de nadie.
3.
La edad proyecta hace perder
placeres.
"ni las canas ni las arengas pueden
proporcionar autoridad de repente, sino que es la vida anterior vivida
honestamente la que recoge los últimos frutos de la autoridad.
4.
La proximidad de la muerte.
La naturaleza tiene un límite para la vida,
como para todas las demás coses. Una vida terminada "a su debido
tiempo"
Apunts de MARCO TULIO CICERÓN - CATÓN EL VIEJO O SOBRE LA VEJEZ
La vejez...
Todos se esfuerzan en alcanzarla y, una vez conseguida, todos la culpan.
¿por
qué la distancia entre la adolescencia y la vejez es más corta que la distancia
entre la adolescencia y la infancia?
Solían
quejarse de que ya carecían de placeres, sin los cuales —pensaban ellos— la
vida no tiene sentido... La causa de todas estas lamentaciones está en el
carácter de cada uno, no en la edad (p 7)
Las
armas defensivas de la vejez, Escipión y Lelio, son las artes y la puesta en
práctica de las virtudes cultivadas a lo largo de la vida.
Cuatro causas
que agravan sobremanera la vejez.
I.
La vejez aparta de la gestión de todos los negocios.
Nada
prueban quienes afirman que la vejez no se desenvuelve en los negocios.
Es
verdad que no hace el trabajo que hacen los jóvenes, sin embargo el timonel
hace cosas mejores y de más responsabilidad.
Conocimiento, la competencia y autoridad.
Nadie
se considera tan viejo que no piense que puede vivir un año más.
Yo
reconozco que soy más feliz con vosotros, que vosotros conmigo (p 14)
La
vejez es laboriosa y lleva siempre algo entre manos… ¿Y qué decir de los ancianos
que estudian cosas nuevas de interés para ellos?
Cada día que envejece aprende algo (Solon)
II.
En mi juventud deseaba la fuerza del toro y del elefante
Actuar según las fuerzas del momento.
¿Acaso no se conserva en la vejez la
capacidad suficiente para enseñar, formar y preparar a los jóvenes para
desempeñar todo tipo de cargos?
Él jamás había sentido que su vejez le
proporcionara más debilidad que su juventud (Ciro)
Fuerza corporal: Uno debe servirse de
este bien, mientras lo tenga, pero cuando falte, no lo busques
Cada periodo de la vida se le ha dado su
propia inquietud.
También es verdad que existen muchos
ancianos incapacitados a quienes no se les puede exigir ningún trabajo ni
obligaciones. Pero esto no sólo es debido a la vejez sino también a la falta
de salud.
Se ha de cuidar la salud.
"Ancianos cómicos necios"… los
que son crédulos, olvidadizos, apáticos, porque no son vicios propios de la
vejez, sino de una vejez perezosa, indolente y amodorrada (p 17).
La ancianidad es llevadera si se defiende
a sí misma.
Trabajando con el máximo esfuerzo en estos
asuntos, no echo de menos las fuerzas físicas.
III.
Entramos en el tercer
reproche que se le tacha a la vejez: que dicen que carece de placeres
Donde domine el deseo y la lujuria, no hay
lugar para la templanza.
La vejez que se encarga de que no gocemos
de lo que no nos conviene… el placer impide la reflexión, es enemigo de la
razón, de la mente.
La vejez se abstiene de los desmesurados
banquetes.
“Simposio” = comida en común
…yo no sólo disfruto del deleite de la conversación,
con los de mi edad, que ya quedan pocos, sino también con los de la vuestra y
con vosotros.
A mi me gusta… presidir el banquete… el
brindis.
Nada es molesto si no se desea.
Cirio… a él no le importaba el oro, sino
mandar sobre quienes lo tenían.
Nada puede haber ni más abundante para
gozarlo, ni más hermoso para la vista que un campo bien cultivado… gozamos del
deseo de poder cultivar el campo hasta los últimos momentos de la vida.
La corona de la vejez es la autoridad. Los frutos de la autoridad los produce la edad vivida honestamente
desde el principio (p 27).
Sin embargo, los ancianos negligentes,
según dicen algunos, están angustiados, son iracundos y difíciles, incluso, si
hurgamos, algunos son hasta avaros. Estos son vicios del carácter, no de la vejez.
IV.
Queda la cuarta causa:
el hecho de que la cercanía de la muerte parece que atormenta y angustia a nuestra
edad.
¿Por qué la muerte es la desazón perenne
de la vejez, cuando bien se sabe que está siempre presente y que también es
común a la juventud?
La vejez es mejor que la adolescencia, el
joven espera, el anciano ya lo ha conseguido.
Ni siquiera, como gustaría en general, es
necesario que el actor actúe en toda la obra hasta el final para ser aplaudido…
Lo importante es que en el tiempo que se le asigne actúe con toda perfección.
Siempre es inseguro en la senectud el
momento final.
El fin óptimo, sin duda, es vivir con una
mente íntegra y con los sentidos en plena forma.
Es indudable que tenemos que morir, pero
es incierto hasta el último momento.
La consecución de todos los anhelos
produce la satisfacción de la vida… Cuando llega la saciedad de la vida se crea
el momento, ya maduro, para la muerte (p 32).
Nada hay más semejante a la muerte que el
sueño.
¿Por qué precisamente los más sabios
mueren con un espíritu muy sosegado, y los necios muy desasosegados?
La vejez es breve, y no sólo no es molesta,
sino que es agradable.
Si realmente no vamos a ser inmortales,
es deseable que todo hombre muera en su momento oportuno.